¡Vivos se los
llevaron, vivos los queremos!
Por Gustavo Eduardo
Rosatto
El
pasado sábado 13 de diciembre se desarrolló en el marco del espacio La Casona
Iluminada “YA ME CANSÉ. ACCIÓN POR LOS 43”, una jornada artística por la
desaparición de los estudiantes mexicanos.
Desde el 26 de septiembre de este año, 43 estudiantes de la Escuela Normal
Rural de Ayotzinapa permanecen desaparecidos tras ser detenidos por la policía
municipal de la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero, México. Una noticia
que ha circulado a lo largo del mundo despertando indignación y la movilización
de distintos sectores del pueblo mexicano reclamando la aparición con vida de
los estudiantes.
En Buenos Aires se ha
desarrollado el pasado sábado una jornada artística por la desaparición de
estos estudiantes. Una acción interesante, reflexiva y necesaria que funcionó como llamado de
atención pero también como espacio de debate. Una jornada donde se combinaron
espacios de charlas, entrevistas y performances de distintos artistas llevados
adelante por la Maestría en Teatro y Artes Performáticas de la Universidad
Nacional de las Artes, la Asamblea de Mexicanos en Argentina, la Compañía de
Funciones Patrióticas, el Combinado Argentino de Danza, Umbral espacio de arte y La Casona Iluminada
que fue sede del evento.
JORNADA ARTÍSTICA “YA
ME CANSÉ. ACCIÓN POR LOS 43”.
La jornada comenzó con una
entrevista al artista mexicano Hugo Pérez Gallegos, cuyo trabajo se vincula
profundamente al arte político y que permitió abrir el conocimiento no sólo a
su obra, sino también a distintas situaciones y conflictos que se desarrollaron
en México en los últimos años vinculados a choques entre el pueblo, la policía
y el Estado y a la violencia creciente en el país.
En paralelo se proyectaron
distintos videos relacionados al suceso específico de Ayotzinapa como
“Recopilación de la historia de Ayotzinapa” y “Vivos se los llevaron, vivos los
queremos” de Juan de Dios Ramos y
“Combinado Argentino de Danza por los 43”, por el Combinado Argentino de Danza
con dirección de Andrea Servera y edición de Agustín Franzoni. También se
presentó un espacio llamado “MÉXICO POR MEXICANOS” con testimonios cara a cara
respecto a los conflictos sucedidos en México. Asimismo se desarrolló un espacio
participativo, para abrir la reflexión bajo el nombre de “YA ME CANSÉ” diseñado
por María Paula Doberti.
Además se presentó una
interesantísima performance llamada “DESAPARICIONES”, realizado con la
plataforma digital de código fuente
abierto Moldeo con la dirección de Fiorella Cominetti y Martín Seijo. Una obra que
emulaba simbólicamente un interrogatorio hacia los distintos espectadores que
iban participando de la performance con una fuerte e impactante carga visual.
Una experiencia que condensó en pocos minutos una impresionante reflexión sobre
estos crímenes que se desarrollan y permanecen en la oscuridad.
La Jornada incluyó también la
presentación de la obra de Teatro miniatura “TEZCATLIPOCA BLUES”, creada e
interpretada por José María Seoane en base a poemas del autor Xhevdet Bajraj,
un escritor albanés refugiado en México debido a una persecución étnica
producida en su país natal entonces conocido como Yugoslavia, que logró
capturar distintos componentes de la esencia mexicana en su prosa.
En referencia a la obra en sí, se trata de una pieza con un diseño visual y
artístico de gran calidad que puede ser enmarcada dentro del teatro de objetos.
En ella se contempla e integra una serie de mecanismos ingeniosos y
extraordinarios, condensando toda la acción en un pequeño escenario y en los
distintos objetos y maquetas que el intérprete va colocando allí. Una obra que
se compone de pequeños gestos y objetos, con grandes significados que se
entrelazan, cruzan y desarrollan entre el surrealismo y una estética caótica y
urbana compuesta a partir de objetos reciclados que adquieren en la obra un
nuevo valor. La presencia de distintos
juegos de luces y sombras así como la utilización de distintos focos o fuentes
de luminosidad son un factor fundamental que conjuga, potencia, resalta y
articula los distintos retazos de poemas que forman la obra.
La jornada finalizó
con una entrevista a Horacio Banega, doctor en Filosofía, dramaturgo y director
teatral, entrevistado por María Emilia Franchignoni, actriz, performer e
investigadora, evaluando y considerando distintos aspectos del terrible suceso
de la desaparición de estos estudiantes.
REFLEXIONES
Ayotzinapa es la huella que no se
debe dejar, es otra herida, otro coagulo en las venas de América Latina. Una historia de violencia y desigualdad que
lamentablemente se repite y a la que se
le grita con voz encarnizada una vez que todo ha sucedido. Es resultado de atrocidades que parecen
increíbles que consideramos haber superado, y ante la pasividad y el miedo,
vuelven a repetirse, cuando se guarda la memoria en un rincón del olvido.
Es preciso entonces considerar la
memoria no como recuerdos borrosos de un pasado, sino que la memoria se
construya, se ejerza y se defienda. Pensar que el “ya me cansé”, el “nunca más”
o el “no más”, no es únicamente símbolo, sino también acción, conciencia y
participación.
Dejar esa pasividad utilitaria
para el sistema y ejercer la ciudadanía en la participación, en defender y
cuidar nuestros derechos, nuestras naciones para que esos gritos sean efecto,
acción y no reacción frente a las injusticias.
Comentando esta jornada artística
con distintas personas me preguntaban ¿para qué sirve hacer eso? ¿Qué sentido
tiene?, casi como un derivado del sentido común ¿para qué sirve el arte? Yo
pensé y respondí: para despertar, para concientizar, para difundir, para
debatir, para poder cerrar las heridas, para aprender, para no olvidar o tal
vez sólo para disparar estas reflexiones como las que fueron apareciendo en mi
mente al recorrer las distintas actividades de esta jornada. Una jornada
interesante y fundamentalmente necesaria como ejercicio de memoria y
participación colectiva.
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
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