viernes, 31 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Cine


Voy a compartir una nota realizada por Página 12 casi cómo un homenaje a la vida y obra de un maestro del suspenso Narciso IbÁñez MENTA.





CULTURA › A CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE NARCISO IBAÑEZ MENTA

El hombre que volvió de la muerte y vive en el recuerdo

Español de origen, Ibáñez Menta le aportó a la radio, el cine, el teatro y la televisión argentina su personalidad inigualable. Fue pionero del género de terror en América latina, pero también hizo textos de Arthur Miller y Jean-Paul Sartre.






 
 

Por Oscar Ranzani


Fue el hombre que, sin proponérselo, sirvió de excusa para que los padres obligaran a sus hijos pequeños a tomar la sopa, porque si no el miedo sería más fuerte: Narciso Ibáñez Menta, el actor que impuso el género del terror en la Argentina, mañana cumpliría cien años. Dueño de una máscara poderosa y temible que, junto con su tono de voz tan particular, causaban escalofríos en quienes presenciaban alguna obra suya, brilló en el teatro, el cine y la televisión. Y dejó una marca imborrable en varias generaciones, algunas de las cuales crecieron con sus memorables interpretaciones. Había nacido el 25 de agosto de 1912 en Asturias, producto del matrimonio de Narciso Ibáñez y Consuelo Menta, quienes eran artistas y, entonces, lo condujeron al estrellato casi desde la cuna. Su filmografía abarca 37 películas, aunque el cine no fue el espacio donde más desplegó el género del terror. Más bien, el medio donde sus personajes maléficos causaron estragos fue la televisión, que lo terminó consolidando como un referente del género, clasificación de la cual el propio Ibáñez Menta con el tiempo buscaría liberarse. Una cifra redonda marca el camino recorrido desde el momento en que apareció por los aparatos de rayos catódicos: 25 fueron las series que protagonizó.


 


Infancia en las tablas

¿Actor por elección? Esa es la pregunta que cualquiera puede hacerse cuando indaga cómo eligió Ibáñez Menta dedicarse al espectáculo. “Hay dos posturas a seguir: fue una vocación propia o bien, como yo pienso, fue una adaptación a circunstancias ineludibles, porque él tenía que acompañar a sus papás al teatro desde la panza de su madre”, comenta Graciela Restelli, una de las personas que más conocen la vida del asturiano y que investigó en el libro Esencialmente un hombre de teatro. “El fue viendo todo ese mundo. No vivió virtualmente otro mundo que no fuera el del teatro. Lo que sí disfrutaba era hacer imitaciones, improvisaciones en el escenario cuando era chico. Eso, para él, era una disfrute”, señala Restelli.

Con la compañía de sus padres, viajó por varios países. Hasta que llegaron a la Argentina. Los más memoriosos recordarán el nombre de esa compañía: Narcisín. Un empresario lo bautizó así porque había dos personas con el mismo nombre en la cartelera de las obras: su padre y él. El problema se generó cuando el niño comenzó a causar más interés que los actores adultos y la prensa llenaba los titulares con comentarios de ese niño prodigio. “Pero empezó a mutar a las transformaciones, a lo que es la máscara, cuando comenzó a crecer y como para que la gente no dijera ‘Narcisín, el niño prodigio’”, comenta Leandro D’Ambrosio, autor del libro El artesano del miedo, que se reeditará próximamente. Es que la actuación en el género de terror fue una manera de tomarse revancha por los papeles inocentes de su infancia. “Ibáñez Menta decía siempre: ‘Yo quise matar a Narcisín y no había otra forma de matarlo que con un monstruo’.” Darío Lavia –responsable del sitio Cinefania.com, sobre cine fantástico y de terror– agrega que “lo que más le gustaba era el folletín antes que el terror. Y una manera que encontró de hacer que la gente dejara de verlo como Narcisín, ya siendo una persona de más de veinte años, fue realizando esos papeles”.



Las máscaras en el escenario


Luego de unas temporadas en Buenos Aires, Narciso Ibáñez Menta se radicó en la Argentina por más de tres décadas, desde enero de 1931 hasta diciembre de 1963, cuando se volvió a España. Luego regresaría esporádicamente al país, aunque se sintió un tanto defraudado cuando no se concretó la puesta de Ricardo III en el Teatro San Martín, a pesar de que estaba todo planificado. “En 1933 hizo El hombre y la bestia tomando como modelo la caracterización que John Barrymore había hecho para la película. Fue muy comentada la obra después del estreno en el Teatro Apolo. Y luego, al año siguiente, hizo El fantasma de la Opera y El jorobado de Notre Dame, tomando como modelo las caracterizaciones de Lon Chaney”, destaca Restelli. No hacía cualquier papel, sino personajes que ya habían sido consagrados durante el cine mudo como, por ejemplo, los de las tres obras mencionadas.

A diferencia de lo que sucede en la actualidad, cuando prácticamente el terror está al servicio de los efectos especiales, Ibáñez Menta, si bien se caracterizaba, sobresalía más que nada por la composición interior y la psicología de los personajes que encarnaba. Gustavo Mendoza, director del notable documental Nadie inquietó más –sobre la vida y obra de Ibáñez Menta–, subraya que el actor “decía que lo importante no es maquillarse por fuera sino por dentro. En muchas películas se ve a un actor maquillado, pero se nota que es un tipo disfrazado, pero cuando ves a alguien que, a través del maquillaje y de su actuación, puede llevar un personaje y que te dé miedo por su personalidad y por la manera de actuar, ahí está la diferencia entre un actor y alguien que tiene puesto un disfraz”. De todos modos, Lavia comenta que, igualmente, Narciso utilizaba efectos especiales. “En las obras de teatro hacía trucos visuales. Por ejemplo, en una escena de Miguel Strogoff, al personaje le ponen un hierro caliente y lo ciegan, que es algo que figura en la novela de Julio Verne. Y él hizo un truco que consistía en que le apoyaran una espada, y alguien detrás de escena tenía que echar un pedazo de carne a la plancha; entonces, el sonido era de fritura de carne. Y también se olía la carne quemada.” Lavia recuerda que desde los años ’20, el terror tenía que ver con el monstruo y, por lo tanto, los actores tenían que tener un maquillaje monstruoso. “Y eso, Ibáñez Menta también lo entendió y lo hizo”, comenta. Pero en el teatro también hizo clásicos como La muerte de un viajante, de Arthur Miller, y Manos sucias, de Jean-Paul Sartre.

El recorrido por el Séptimo Arte

El inicio de Narciso Ibáñez Menta en el cine argentino se produjo por partida doble en 1942, cuando dio el sí para participar en dos films de Manuel Romero: Una luz en la ventana e Historias de crímenes. D’Ambrosio sostiene que Una luz... es considerada la primera película de terror de la Argentina. “En ese momento, la prensa decía: ‘Al fin debutó Ibáñez Menta en cine’. Era como que la misma industria cinematográfica estaba esperando que él apareciera porque ya tenía bastante fama teatral. Sin embargo, esa es una peliculita dentro de su filmografía”, considera el autor de El artesano del miedo. Mendoza va más lejos que D’Ambrosio y, según su información, “hasta se dice que es la primera película de terror su-damericana. Ahí hacía el papel de un acromegálico, una suerte de científico loco que le quiere sacar la glándula pituitaria a una chica que él contrata. Después, aparece un galán y la protege. Es una película muy divertida. Es la primera película donde Narciso ya aparece como un actor asociado al género fantástico y de terror”, destaca Mendoza.

Para D’Ambrosio, la primera película “importante” que realizó Narciso fue Cuando en el cielo pasen lista, donde interpretó al educador William Morris. “Pero la mejor de todas creo que fue Almafuerte, sobre la vida de este poeta muy criticado en su momento. El tiene muchas transformaciones de maquillaje y es una muy linda biografía”, dice D’Ambrosio. Otro film ineludible en la carrera cinematográfica de Ibáñez Menta fue La bestia debe morir. Restelli cree que forma parte de las vitrinas de sus éxitos y que además, “en ese largometraje actuó su segunda esposa, Laura Hidalgo, y él hizo la adaptación del libro. Fue una película muy bien hecha para su época”. Luego de considerar que es “extraordinaria”, D’Ambrosio señala que no es una película de terror, pero que tiene mucho de policial porque refiere a una venganza. “Es un hombre que jura vengarse de la persona que atropelló a su hijo, la busca incesantemente hasta que la encuentra. Tiene muy buenas actuaciones. Es una película que, sin ser de terror, es oscura y muy interesante.”

De todos modos, hay quienes consideran a Obras maestras del terror como la película más importante de este género en la Argentina. “Es una película notable, con grandes actuaciones y tiene buena dirección. Hoy uno la puede ver y no perdió mucha vigencia”, considera Lavia sobre este film que dirigió Enrique Carreras, cuyo nombre despertó más de un debate acerca de si efectivamente fue el responsable del rodaje. “Para mí, la dirigió Carreras. Lo que pasa es que como la gente tiene asociado a Enrique Carreras con un mal director por las películas que hizo en los últimos años, se olvida de que también dirigió películas buenas”, explica Lavia. Obras maestras del terror fue previamente un programa televisivo que había resultado un éxito en 1959 por la pantalla de Canal 7, cuya puesta en escena la hicieron el propio Narciso y su hijo, Chicho Ibáñez Serrador, quien también hacía los libros y las adaptaciones. “Entonces, habiendo hecho previamente en televisión las tres historias que componen la película, Carreras habrá dejado hacer lo que ya habían hecho. Además, Narciso tenía cuarenta años de carrera, sabía de puesta en escena, había sido director teatral. Entonces, Carreras fue el director, pero las cosas que tenía que armar Narciso, lo dejaba hacer.” Lavia establece una comparación con las películas de los Hermanos Marx, que todas tenían directores, pero se considera que los autores de las películas son los Hermanos Marx, a pesar de que ellos sólo actuaban.


Más terror catódico

Además del programa mencionado, Ibáñez Menta triunfó con el género del terror especialmente en la TV argentina. Es difícil elegir uno, pero muchos creen que El fantasma de la Opera –versión en serie del folletín de Gastón Leroux– fue su mayor éxito televisivo. A tal punto que, según comenta Lavia, “se decía que los cines empezaban las funciones más tarde porque la gente, a la hora que la daban, estaba viendo televisión”. Era el boom de la compra de televisores y El fantasma... fue la gran apuesta del nuevo Canal 9. Restelli también coincide en que fue tal el éxito “que los teatros también pedían por favor cambiar de horarios para las funciones porque los sábados no aparecía nadie, ya que tenían que ver El fantasma de la Opera, de Narciso Ibáñez Menta, en televisión, que iba a las 22 por Canal 9. Así que fue una revolución en los medios porque también tomaba la misma caracterización que había hecho para el teatro”.

A pesar de que se emitió sólo una temporada, se dice que tenía tal calidad técnica que, incluso, fue uno de los pocos programas que se grabaron dentro del Teatro Colón. “Consiguieron el permiso y filmaban a la madrugada. Se habla de que había un gran despliegue de actores, de escenografía, de vestuarios y aparte la composición del rostro de Eric, que Narciso la mantuvo en secreto, ya que prácticamente no dejó sacar fotografías. Y treinta años después se descubrieron dos fotos que un fan le sacó a la pantalla del televisor. Eso da una idea del fanatisno que despertaba Ibáñez Menta en aquella época”, comenta D’Ambrosio, quien si bien es consciente de que El fantasma... es considerado un programa de culto en la televisión, también menciona otro al mismo nivel, como El muñeco maldito (1962). “Beatriz Día Quiroga, que fue la intérprete femenina en El fantasma de la Opera y en El muñeco maldito, dijo que éste programa lo superó técnicamente. Y para fines de la década del ’60, los que vieron El hombre que volvió de la muerte hablan de ese programa inolvidable.”

Si los tres vértices El fantasma de la ópera, El muñeco maldito y El hombre que volvió de la muerte conformaron el triángulo de grandes éxitos televisivos de Ibáñez Menta, los años ’80 fueron el momento del declive con El pulpo negro, que se emitió en 1985. D’Ambrosio explica que al verlo hoy “llorás porque tiene muchas fallas técnicas. Y es un programa fallido, lo que no quita que, en su momento, tuvo mucha audiencia. Era un programa que superaba los 20 puntos de rating”. Lavia, en cambio, explica que al estar perdido el 90 por ciento del material no sólo de Ibáñez Menta, sino de la televisión argentina, “no se puede hacer una evaluación así”. En su esencia, El pulpo negro “es un folletín, que es el género que más le gustaba. Tiene partes policiales, fantásticas, de terror. Y en su momento fue muy exitoso porque el último episodio era el comentario de la gente al otro día. Fue muy exitoso, lo que pasa es que no envejeció bien. Cuando lo empezaron a repetir no tenía tanta calidad como anteriores trabajos de él”.

jueves, 30 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Bizarro

Algunas historietas de...

LINIERS


Liniers (Ricardo Siri) nacido el 15 de noviembre de 1973 en la ciudad de Buenos Aires, estudio publicidad para darse cuenta que lo que mas queria era dibujar!

Hijo del bagaje de culturas que son los argentinos, refleja en su obra su persona... 






LO QUE SE HA DICHO POR AHI DE EL...

"Liniers dibuja personajes, y sus personajes son macanudos. Y los dibuja tan bien que son tan lindos, hasta los feos son tan perfectamente feos que son bellos. Solitarios, con una inocencia pop a veces algo perversa, se mueven con elegancia entre la tristeza y el asombro, como actores anonimos de pequeñas peliculas artesanales serie B.

Lápices, tintas y acuarelas confluyen virtuosos con la poesía y el absurdo en un mundo lleno de sorpresas. Cualquier cosa puede pasar en Macanudo." (Maitena, prologo Macanudo 1)

"El estilo de Liniers es ingenuo. Pero ¡Cuidado! Desprevenido viandante, es la primaria ingenuidad del leon que se morfa una gacela." (Roberto Fontanarrosa, prologo Macanudo 3)

















miércoles, 29 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Relatos



Fragmento de libertad. 


Por Gustavo Eduardo Rosatto




“(…) y sus alas se batieron, 

desplegando la tierra bajo ellas. 

Era un movimiento firme e impulsivo. 

Rogaba con todo mi ser que no escape, 

que vuelva hacia mí. 

Sin embargo huyó, 

hasta perderse en la vista. 

Ya no soy único, no soy especial. 

Tendré que volver a soñar (…)”


Copyright  2012 Gustavo E. Rosatto 





martes, 28 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Libros

Entrevista a Arturo Pérez-Reverte, autor de la saga "Las aventuras del capitán Alatriste", entre otros libros y miembro de la Real Academia Española. Publicada por el sitio español "Qué leer".

"Capitán Pérez-Reverte"



Entrevista a Arturo Pérez-Reverte


15 años batiéndose a degüello.

“El puente de los asesinos” (Alfaguara) es la séptima entrega de una serie que con los años ha ido tiñéndose de la pátina oscura de los clásicos. Vamos al encuentro de Pérez-Reverte, pero no sabemos si no es en realidad Diego Alatriste quien nos recibe. texto A.G. ITURBE ilustración MIKEL CASAL


En 1996, Arturo Pérez-Reverte ya había abierto una importante brecha con novelas como El húsar, La tabla de Flandes, El club Dumas o la recién publicada La piel del tambor. Aunque todavía, cuando alguien no caía en quién era, había que decirle que era el corresponsal de guerra de TVE, el del hoyito en la barbilla a lo Kirk Douglas. En el verano de ese año, en una entrevista con Qué Leer, al preguntarle Almudena Solana si tenía algo en la cabeza, le contó que “para desengrasarme, estoy preparando una divertida novela juvenil para lectores de 14 años, que ya son perversos, que no tienen la inocencia que tenía yo a esa edad”. Y en diciembre de ese 1996 publicó El capitán Alatriste. En aquel entonces, Pérez-Reverte venía ya de vuelta de muchas guerras, de las de fusil y de las de despacho, en lo que por entonces se llamaba el “ente”, una designación inquietante por la que se conocía al conglomerado de RTVE. En Territorio Comanche relató a su manera su experiencia como corresponsal y pisó unos cuantos callos. TVE amagó con abrirle un expediente. Pocos dejan una plaza funcionarial en el “ente”. Él lo hizo. Y creo no equivocarme mucho si digo que, después de cientos de artículos y más de veinticinco libros (con muchas novelas por encima de los 300.000 ejemplares y múltiples traducciones), las líneas que más placer le han proporcionado en su vida han sido las de su carta de dimisión dirigida al director general Ramón Colom y con fotocopia pegada con una chincheta en el corcho de la redacción. La carta, un clásico epistolar revertiano, finalizaba con una fórmula de despedida en que deseaba a sus jefes lo mejor: “Te regalo, como ves, 21 años de antigüedad en el Estado (12 en Pueblo y 9 en TVE) a cambio de mi dignidad y mi vergüenza, palabras cuyo sentido te hago el honor de imaginar que conoces. Que os den morcilla, Ramón. A ti y a Jordi García Candau”.


Un ajuste de cuentas

En 1996, Pérez-Reverte era un espadachín y la novela de capa y espada protagonizada por Diego Alatriste le venía como anillo al dedo. El libro arrancaba con esta frase: “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente”.

La novela era sorprendentemente fresca, con un ritmo de gran novela de aventuras que rendía homenaje a uno de sus títulos predilectos, Los tres mosqueteros, y se acompañaba de dibujos que la acomodaban aún mejor a un público joven. Además, tenía el guiño de estar firmada a medias con su hija Carlota (de 13 años), que lo ayudó a tomar notas por el barrio de los Austrias y de cuadros del Siglo de Oro en el Museo de El Prado. Pero en esa novela descubrimos algo más: que Pérez-Reverte se conocía el XVII español como la palma de la mano y tenía una mirada personal, también esquinada, que permitía a muchos lectores adentrarse por primera vez en una parte de la historia que sólo conocíamos de oídas: “La motivación para escribir esta novela fue darme cuenta de la manera tan pésima en que se explicaba el Siglo de Oro español a mi hija en sus libros de texto. No les contaban nada y lo poco que les contaban era erróneo”, me explicó entonces. No sólo era una novela, era una pica en Flandes, un ajuste de cuentas con la desidia española hacia su propio pasado.

Pérez-Reverte era entonces un hombre delgado, anguloso, con el pelo oscuro peinado con pulcritud a la raya y unas gafas de concha redondeadas que suavizaban la crispación de la mandíbula. Un esgrimista capaz de dar estocadas precisas.

Desde entonces han pasado quince años. Diego Alatriste ya no es el mismo. Arturo Pérez-Reverte, tampoco.Tiene el pelo escaso, o rapado como un militar de los de antes. Ya no hay peinado a la raya, sino cráneo de marine. Me dice que “la España del XVII mandaba más que los Estados Unidos de ahora; los tercios españoles eran los marines”. Ya no lleva gafas de concha que suavicen nada. Tiene la barbilla tan angulada que parece de hierro.



Orgulloso y temible

Nos reencontramos en el rincón de un garito portuario tan oscuro que, al sentarme en la banca de madera y empezar a hablar, no sé si esa figura entre las sombras es Reverte o el propio Diego Alatriste. Quizá ya sean la misma persona.

-¿Quién de los dos eres?, le pregunto.

No dice nada. El silencio también es una respuesta. Y sólo mucho después habla: “Los dos estuvimos en lugares difíciles. Los dos hemos leído libros. Los dos tuvimos fes e inocencias de las que la vida acabó por despojarnos. Con esa mirada, el tal Reverte escribe novelas y con esa mirada yo me construyo una pequeña trinchera personal donde sobrevivir hasta que llegue el momento de decir adiós a todo esto. También nos une, supongo, el respeto a ciertas reglas personales, retorcidas e íntimas. Un ser humano sin reglas, aunque no sean las convencionales, no es más que un pobre diablo. También nos une la certeza de que en la vida se aprende demasiado tarde y se muere demasiado pronto”.

Mientras tanteamos un vino aragonés que tiene esa mala ostia noble de los maños, me vienen a la cabeza estas palabras del último libro: “Lo que Alatriste recordaba de los asedios, su perspectiva y su limitado paisaje era siempre cercano y a ras de tierra: trincheras embarradas, hambre, sueño y frío, caponeras llenas de ratas, mantas con chinches, piojos, centinelas perdidos bajo la lluvia, asaltos sangrientos y golpes de mano encarnizados, arcabuzazos a quemarropa. Lo propio del oficio. La fiel infantería del rey católico, en guerra con medio mundo: sufrida, mal pagada, insaciable de despojo y botín, amotinada a ratos pero impasible bajo el fuego enemigo, vengativa y crudelísima en el degüello. Orgullosa y temible siempre, bajo sus harapos”.

Con los años, la serie se ha ido macerando. Alatriste nunca fue un héroe saltimbanqui al estilo de Errol Flynn, nació peleado con el siglo. Pero cada vez ha afilado más y más su desencanto, hasta que lo que corta y taja ya no es su espada, sino su mirada o sus silencios. Eso sí, sin un lamento nunca. “De casa hay que salir llorado”, comenta escuetamente.

La muerte va con el oficio

En este séptimo relato de sus andanzas, veremos al Capitán Alatriste metido hasta las cejas en un negocio de los que le suelen caer en suerte: de mucho matar y poco sacar en limpio. Es su amigo don Francisco de Quevedo el que hace de mediador: han de cortarle el pescuezo al dogo de Venecia en una acción relámpago. Habrá distintos grupos en la acción y Diego Alatriste, con siete soldados a su mando, ha de desbaratar el arsenal entero y una docena de naves. Una incursión nocturna, que en el lenguaje de los tercios que tan agudamente recrea Reverte se conoce como “encamisada”. Aunque más bien se trate de una “empajuzada”, que diría uno Zaragoza. Una misión de las que salir vivo es un milagro. En la Venecia de entonces, a los prisioneros no se les daba paseos en góndola, precisamente.

El Capitán Alatriste acepta, es un soldado. La muerte va con el oficio. Pero ojo, han pasado ya muchas cosas, muchos asedios por toda Europa, desde Flandes (lo vimos en El sol de Breda) a Nápoles (Corsarios de Levante), pasando por todo tipo de tajos y tajadas en los callejones de Madrid. Ahora es un soldado viejo. Puede dejarse tomar la vida, pero no va a dejar que le tomen el pelo. Por eso, cuando el funcionario de la corona española Saavedra Fajardo termina de contarles el plan, Alatriste le dice que ya les ha contado por dónde van a entrar, pero no por dónde van a salir. El funcionario le reprocha su poco temple, como si supiera lo que es. Y el Capitán le responde con mucha calma: “Sirvo al rey desde los trece años y pocas veces metí la cabeza en nada sin meditar cómo sacarla. Otra cosa es que luego se pueda o no”.

Y ahí veremos a don Diego Alatriste al mando de un comando que reúne a Iñigo Balboa (ahijado y relator de su historia), Sebastián Copons, el moro Gurriato, el catalán Quartanet y otros compañeros de largo recorrido. Mientras preparan el golpe, no faltan intrigas ni mujeres: “Ninguna es fea como tenga bríos”. Claro que alguna, aunque guapa, les va a salir rana. Y la historia se cerrará en el mismo punto en que arranca: dos espadachines tratando de reventarse en duelo. Cruce de hojas ante la mirada cansada del resto del grupo. Como los duelistas de Conrad, son dos que llevan años retándose enérgicamente y uno ya casi ni se acuerda de cuál fue en verdad la ofensa. Son Alatriste y su enemigo más antiguo, Gualterio Malatesta, a quien le han conmutado la pena a muerte a cambio de su participación en la ejecución del dogo veneciano. Así que Alatriste ha de soportarlo como colega de circunstancias.



La lucidez de la guerra

Para fastidiar a Reverte, o a Diego Alatriste, le digo que se hace viejo, que se vuelve blando. Que hasta nos hace un poco entrañable al criminal Malatesta. En boca del portugués aparecen palabras como éstas: “Recuerda que más aprovechan al sabio sus enemigos que al necio sus amigos… o eso dicen”.

Me responde sin inmutarse que “Malatesta es un perfecto hideputa. Una serpiente armada de espada y daga, tan mortal como un relámpago. Pero, en realidad, él y yo no somos sino caras de una misma moneda. En la vida todo es cuestión de la forma en que caen los dados sobre el parche del tambor de un soldado. Por eso, siendo como somos enemigos irreconciliables, nos comprendemos tan bien. Algo que me enseñó la vida fue que, a veces, uno llega a tener lazos más íntimos con un viejo enemigo que con un viejo amigo. Además, un enemigo como Malatesta te obliga a estar siempre atento, vigilante, cauto. Enemigos como él ayudan a mantenerte vivo”.

Mantenerse uno vivo… me habla alguien que sabe de la guerra. ¿Se puede vivir en ella o sólo sobrevivir?

“Las guerras son siempre lugares terribles. Sin duda. Pero tienen algo bueno: son una escuela de lucidez. En ellas ves al ser humano capaz de lo mejor y de lo peor. He tenido camaradas a los que, después de violar, matar y saquear, los he visto jugarse la vida por proteger a un anciano o a un niño. Y todo eso en el mismo día. Esas contradicciones del corazón humano pueden verse en cualquier lugar, pero en las guerras se manifiestan con más intensidad y más violencia”. El que habla ahora es Alatriste… o eso creo.

Intento que cualquiera de los dos me diga por qué esa mirada tan escéptica, tan cansada incluso… “España es el país de las oportunidades perdidas. Nos las hemos arreglado para despreciar siempre lo que más nos convenía. Pasó con la herencia de los romanos, pasó en el momento de apostar por el modelo de iglesia: en vez de tirar por el protestantismo optamos por la iglesia sombría, con el cura de sacristía que todo prohíbe a los demás y nada a sí mismo. Esto era un imperio, el rey de España era rey de medio mundo. Quién sabe qué hubiera podido ser una península unida con capital en Lisboa como balcón hacia América…”.

Necesito que se materialice Reverte para que me cuente algo que me ha sorprendido en El puente de los asesinos: por qué cuenta con tan minucioso detalle la muerte de Alatriste en Rocroi, qué sentido tiene adelantarse en el tiempo… “Yo no sé cuánto tiempo más voy a vivir. Hay todavía muchas escaramuzas por medio… no sé si voy a llegar hasta allá para contarlo”.

Se levanta y lleva un abrigo largo como una capa. Suena algo metálico en la oscuridad. Tal vez debajo vaya una espada. Me abraza fuerte al despedirse. Porque él, a los amigos, los abraza sin remilgos. A los enemigos… mejor no saberlo nunca.

lunes, 27 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Teorías


Una nueva mitología



Hace poco leí una frase de Borges que encendió en mi una serie de reflexiones. Este notable escritor dijo: "...nuestra moderna mitología, que no es tan bella, se denomina subconsciente“.

El subconsciente puede ser tal vez el nuevo eje de la fé, en un mundo donde los grandes dogmas han caído y las religiones son puestas en duda. Es que justamente esperamos que el subconsciente genere algo inesperado, confiamos con esperanza que la imaginación nos otorgue respuestas. Confiamos en algo que no sabemos exactamente como funciona ni que puede generar. 


La creatividad funciona también como un acto de fe, no podemos explicar como ni porqué, pero la idea aparece o confiamos en que aparezca. Tal vez la idea no surja nunca e imploramos como en un rezo que brote de nosotros algo nuevo, original.

Pero también, como toda  mitología, promueve la esperanza y por otro lado aparece el miedo hacia aquello que nos resulta superior e inexplicable. Se condice esto con el subconsciente como un área de la mente donde habitan los miedos, la búsqueda del placer en estado puro y todo aquello que es reprimido en la mente de los seres.  El miedo de que todo esto brote, de que nos invada lo desconocido o se apodere de nosotros una fuerza mayor que no podemos controlar.


Todo convive allí y también de allí esperamos todo. Las ilusiones, premios, creaciones, miedos, angustias, castigos y hasta los mismísimos sueños brotan de allí, tal vez reemplazando las epifanías de las antiguas mitologías.



Hay mucho para pensar al respecto, para analizar al subconsciente como un eje de devoción, pero tal vez y aunque no nos demos cuenta (y como lo pudo descubrir Borges) la humanidad va desplazando su objeto de fé al ritmo que las sociedades avanzan, en este caso hacia algo que resulta mucho mas cercano, pero aun inexplicable.


Por Gustavo Eduardo Rosatto


domingo, 26 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Libre



Poemas de Fernando Pessoa.




Voy a dejar algunos poemas de este gran artista, definitivamente uno de mis poetas favoritos, por sus temáticas, su estilo y una cadencia que conquista. 

Hay un dato que demuestra la capacidad e imaginación del artista, para poder desarrollar diversos géneros y estilos llegó incluso a publicar en paralelo bajo tres seudónimos diferentes.



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Abdicación


Tómame, oh noche eterna, en tus 
brazos y llámame hijo.

Yo soy un rey que 
voluntariamente abandoné mi 
trono de ensueños y cansancios. 

Mi espada, pesada en brazos 
flojos, a manos viriles 
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé 
en la antecámara, hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil, 
mis espuelas, de un tintineo tan fútil, 
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma, 
y regresé a la noche antigua y serena 
como el paisaje al morir el día.



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Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación...


Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!

Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!

Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!



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Amor es lo esencial...


Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es carne inteligente,
Aunque algunas veces enferma.


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Autopsicografía


El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.



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Como si cada beso...


Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.




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El viento, el viento alto


El viento, alto en su elemento
Me hace más solo -no me estoy
Lamentando, él se tiene que lamentar.

Es un sonido abstracto, insondable
venido del elusivo fin del mundo.
Profundo es su significado.

Me habla el todo inexistente en él,
Cómo la virtud no es un escudo, y
Cómo la mejor es estar en silencio.

sábado, 25 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Salidas

Música:

Caligari, La verdadera historia


Los domingos 26 de Agosto y 2 de Septiembre a las 17hs en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131 -CABA), se presenta el espectáculo Caligari, La verdadera historia, una intervención musical y sonora sobre el clásico del cine mudo a cargo del artista Miguel Rausch.

Caligari, La verdadera hirstoria es un trabajo de sonorización y musicalización sobre la película El gabinete del Dr. Caligari(1920) de Robert Wiene, en el que el artistaMiguel Rausch (compositor y performer) utiliza diversos recursos, formales e informales, para convertir a este clásico film, exponente del expresionismo alemán, en una película sonora, donde el humor y la intrepidez musical se conjugan en un equilibrio perfecto.

El gabinete del Dr. Caligari (Das Kabinet des Dr. Caligari) es una película muda de1920 dirigida por Robert Wiene, a partir de un guión cinematográfico de Hans Janowitz y Carl Mayer.


Para presenciar una reinvención de este clásico del cine, aportándole una faceta musical y sonora a cargo de este artista.

Más información:

CIUDAD CULTURAL KONEX 
SARMIENTO 3131 - [C1196AAG] 
BUENOS AIRES, ARGENTINA - 
TEL. (+5411) 4864 3200



Arte Plástico:


Arte de contradicciones. 

Pop, realismos y política.



Fundación Proa presenta Pop, realismos y política. Brasil - Argentina, una exhibición curada por Paulo Herkenhoff y Rodrigo Alonso: un panorama del arte de la década del 60 en ambos países con obras de 58 artistas.

Pop, realismos y política… da cuenta de las diversas experiencias que adquieren en Brasil y Argentina el pop art, el realismo y el “arte político”, con ejes tales como el lugar del sujeto, los usos de la cultura popular, la irrupción de los medios de comunicación, la preeminencia de lo político y el consumo. Imágenes icónicas como las de la Coca Cola y el Che Guevara revelan ideas propias de la época, compartidas por muchos artistas. La confrontación institucional y los cruces de artistas y exposiciones entre ambos países generaron múltiples diálogos.

Con obras de Cildo Meireles, Jorge de la Vega, Claudio Tozzi, Hélio Oiticica, Marta Minujín, Antonio Dias, Rubens Gerchman, Glauco Rodrigues y Antonio Berni, Jacobi, entre muchos otros nombres.

Más información:

Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
-
T [54.11] 4104.1000
E info@proa.org
-
De martes a domingo
11 - 19 hrs.
Lunes cerrado.


Teatro:

La razón blindada

“La razón blindada” escrita por Arístides Vargas y dirigida por la directora teatral, actriz y docente Florencia Suárez Bignoli. La obra está basada en “El Quijote” de Cervantes, “La verdadera historia de Sancho Panza” de Franz Kafka, y en las narraciones que hicieran Chicho Vargas (hermano del autor) y otros presos políticos de la dictadura argentina de los años 70 en la inmediaciones de la cárcel de Rawson. “La razón blindada” se presenta los sábados, a las 22.30, en el prestigioso teatro Andamio ´90, Paraná 660.


"Dos presos políticos, presionados por las circunstancias emocionales y físicas, se juntan todos los domingos al atardecer para contarse la historia de Don Quijote y Sancho Panza; lo hacen desde las limitaciones más extremas que supone el estar preso en una cárcel de alta seguridad, pero también con la necesidad vital de contarse una historia que los salve, que los transporte a una aventura humana situada en la imaginación, ese lugar al que la realidad más extrema no puede llegar, lugar donde el dolor más extremo pueda ser mitigado por el acto de imaginar otra realidad. Así, reinventan continuamente a Don Quijote, ese caballero que confunde molinos con gigantes, mujeres grises con doncellas, cárceles con paraísos y que se exilia en la sinrazón, en ese extraño desorden que no hace mal a nadie pero que ayuda profundamente a vivir".

Fuí a ver esta obra y realmente me encanto. El que quiera conocer un poco más sobre la obra puede visitar la crítica en Show on line: http://www.showonline.com.ar/critica.php?render=get&id=756&pl=1

Más Información:
Teatro Andamio ´90, Paraná 660
Localidades $50 | Estudiantes y jubilados: $30
Reservas al 4373.5670
En facebook: La razón blindada 


Humor:

"Políticamente Incorrecto"


"Fabio Alberti con nuevo espectáculo!!!
El actor-humorista estrena el 8 de Octubre en el Chacarerean Teatre su nuevo espectáculo de humor: "Políticamente inCorrecto".
Esta nueva propuesta teatral tendrá un contenido de realidad y ficción que suele mezclar Alberti en sus espectáculos.
Luego de presentar durante varios años "Boluda Total" con gran éxito (todavía los jueves se lo puede ver en el Chacarerean a las 21), Fabio Alberti vuelve a la carga con un nuevo encuentro de humor para su público."

"Una experiencia multimedia, con música en vivo y nuevos personajes.
Conduce JULIAN AWADA
Con el debut de LOS HERMANOS SIETEMESINOS y la participación especial de RAUL LABIAL y LA GATA FLORA
Stauss-kahn dijo: vine porque pensé que Alberti se vestía de mujer otra vez.
Dijo The Economist Post: the argentine economy goes in moto.
MANAGEMENT & EMPOMING es una falsa empresa nacional que busca traer capitales extranjeros al país, invitando posibles inversores a una cena show con números artísticos de calidad supuestamente “for export”.
Un espectáculo con lo mejor del característico humor de Fabio Alberti."


viernes, 24 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Cine

Hoy voy a dejar de lado por un momento los clásicos para hablar de una película bastante recient que me pareció muy rescatable.

Scott Pilgrim vs. The World


Esta comedia estrenada en 2010, dirigida por Edgar Wright, está inspirada en la serie de novelas gráficas "Scott Pilgrim" creadas por el artista canadiense Brian Lee O´Malley.  Tanto la película como el cómic original parten de una estética muy vinculada a los videojuegos. Todos los gamers del mundo sin duda se sentirán atraídos por la combinación de efectos y animaciones que van recorriendo desde el atari, pasando por el family, sega, nintendo, hasta los clásicos de la playstation. 

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Es un film hecho por y para una cultura joven, que creció de la mano de estos juegos, de los comics, animé y mangas que empezaron en los 80 y se desarrollaron en la década de los 90´. Con una idea de fondo muy interesante, vinculada a reunir todos aspectos de estos mundos y acoplarlos directamente a la vida del personaje, que habita entre una fantasía y realidad diseñada en 16 bits. Generando un clima despreocupado con una alta dosis de creatividad.


La historia sigue a Scott Pilgrim (Michael Cera), un joven músico canadiense, que intenta conquistar a la chica de sus sueños, Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead), una repartidora estadounidense. Para conseguir a Ramona, Scott se entera que deberá enfrentarse a los siete ex-novios de Ramona, quienes intentaran matarlo. Esta trama simple, pero delirante, da el pie justo para involcrar escenas de lucha propias de juegos cómo Street Fighter o Mortal Kombat, que sin duda evocan en el espectador todos esos momentos disfrutando frente a la tele y reviviendo esa subcultura que se fue gestando durante nuestra infancia y adolescencia. Se reconstruyen aquí con grandes efectos esas luchas de fantasía donde cada personaje tiene una barra de poder y una cierta cantidad de vidas. Donde todos están dotados con poderes fantásticos que posibilitan desarrollar escenas únicas.


No considero que sea una película accesible para todos, o tal vez no genere lo mismo al verla, la recomiendo fundamentalmente para todos aquellos que han disfrutados con todos los mencionados juegos y consolas y que tengan un mínimo conocimiento con respecto a los cómics. 


Sin embargo hay algo que me interesa destacar y que me parece fundamental a la hora de analizar esta película y es que la cultura joven no se ve únicamente reflejada en todos estos elementos mencionados sino también en un tratamiento desprejuiciado de la sociedad, lo cual me parece fundamental en el cine que vendrá. Es una película que no saca partido de estereotipos ni de mandatos y costumbres arraigados en la sociedad. Es un film realizado con la mente abierta, en todo sentido, tanto en lo mencionado a nivel estético, como en la trama y los personajes.  Buscando un nuevo camino a nivel intelectual y cultural, sin tanta censura y con altas dosis de libertad mental, abriendo nuevos caminos.


Es una película para disfrutarla, que evoca muchísimas experiencias y vivencias en todos los que compartimos nuestro crecimientos con ese mundo de la tecnología y los vídeo-juegos. Y además que muestra una estética altamente creativa y original, una comedia que plantea algo distinto frente a un cine que últimamente se repite más de lo que reinventa.





Ficha artística-técnica


Dirección Edgar Wright

Ayudante de dirección Walter Gasparovic
Jack Boem
Adam Bocknek

Dirección artística Nigel Churcher

Producción Edgar Wright
Marc Platt
Eric Gitter
Nira Park

Diseño de producción Marcus Rowland

Guion Edgar Wright
Michael Bacall

Basada en Scott Pilgrim de Bryan Lee O'Malley

Música Nigel Godrich

Sonido James Boyle

Maquillaje Patricia Keighran

Fotografía Bill Pope

Montaje Jonathan Amos
Paul Machliss

Escenografía Darleen Abbott
David Ballantine
David Best

Vestuario Cori Burchell

Efectos especiales Double Negative (visuales y animación)
Mr. X (visuales digitales)
Blur Studio (videojuego ninja)
VooDooDog (secuencias animadas)
BlueBolt

Narrador Bill Hader

Protagonistas Michael Cera


jueves, 23 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Bizarro


"¿Whose line is it anyway?"




Whose Line Is It Anyway? fue creado por Dan Patterson y Mark Leveson en 1988 como un programa de radio, emitido por BBC Radio 4. En esta versión prematura, los conductores debían leer los créditos en una forma humorística o divertida; como era un programa de radio, era necesario que alguien "leyera" los mismos. Esta manera de leer los créditos había sido utilizada por primera vez en el programa de radio de la BBC I'm Sorry, I'll Read That Again. Efectivamente, el título del programa es una parodia de otro programa de radio, llamado What's My Line?. El programa radial tuvo seis episodios, con Clive Anderson como anfitrión, y John Sessions y Stephen Fry como panelistas.




Más tarde, el programa comenzó a ser emitido por televisión en el canal inglés Channel 4, sufriendo cambios en su formato. Tanto el programa radial como el televisivo fueron conducidos por Anderson, pero, en televisión, no contó con panelistas. El programa televisivo tuvo diez temporadas, llegando a emitirse un total de 136 episodios.

Los primeros episodios del programa fueron grabados en Londres. Sin embargo, como algunos participantes no eran británicos, fue grabado cada vez más regularmente en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Nueva York.

El programa atrajo la atención del comediante americano Drew Carey, quien trabajó con el panelista de Whose Line? Ryan Stiles, en su propio show, a The Drew Carey Show. Carey convenció a la ABC para emitir programas piloto en los Estados Unidos. El show obtuvo un éxito inmediato, por lo que Carey fue su conductor definitivo, y duró seis temporadas, emitiéndose los jueves por la noche. Luego, comenzó a verse por la señal NBC; mientras el canal trabajaba para emitir dos episodios estreno por noche, éstos muchas veces no salían al aire, siendo reemplazados por especiales u otros programas televisivos.




La versión americana era prácticamente igual a la británica, a pesar de que hubo un ligero cambio en los juegos y en los panelistas (Ryan Stiles y Colin Mochrie, quienes formaban parte de la versión británica, estuvieron también en la americana, junto con Wayne Brady). Los sketches en la versión americana también tendían a ser más largos y complicados que sus pares ingleses; además, el conductor se involucraba más en las actividades, y, ocasionalmente, había estrellas invitadas. Mientras las reglas del juego eran elegidas deliberadamente por Anderson en la serie inglesa con el pretexto de que eran muy importantes, Carey decidió tomar todo un poco más a la ligera, estableciendo las reglas al principio de cada episodio o a través del mismo. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Relatos



Amando un pasado


Por Gustavo E. Rosatto



Amén a lo que amas 

Ya que nunca más amarás 

Como en aquella noche 

que al compas de nuestros sentimientos 

nuestros cuerpos se agotaron de pasión. 

Te alejaste y no te ví. 

Me insultaste y no te oí. 

Y quisiste hacerme sufrir, pero no lo sentí. 

El alma manda en la nebulosa del destino, 

Que con designio divino nos contagia de furor 

Por lo pasado y por lo presente 

Por lo pisado y por lo vigente. 

De pronto me alegro y mi corazón canta 

Se rompen las cadenas 

Y vuelve la calma. 



Gustavo Eduardo Rosatto Copyright 2012


martes, 21 de agosto de 2012

AbriendoIdeas Libros

Quería compartir con ustedes este artículo publicado en el diario La Prensa que reúne pensamientos y citas de grandes escritores y artistas argentinos sobre el oficio de escribir.


El oficio de escribir


Por Mauricio Murillo - La Prensa - 17/06/2012



¿Por qué se escribe? ¿Qué lleva a que un escritor dedique su vida a la literatura? ¿Qué le brinda a un autor esta experiencia? Aquí distintas reflexiones sobre el tema.

“Escribo porque para mí no hay otro destino“, sentencia el escritor argentino Jorge Luis Borges. La vocación por la letra es distinta a cada escritor, pero entendemos que es una opción de vida. Mirar el mundo a partir de la escritura es tratar de cifrarlo en una hoja de papel. Las marcas que realizan las letras en la página se reflejan en la decisión que toma el escritor para dedicarse a la literatura. Este 13 de junio se celebró en Argentina el Día del escritor. A continuación, y para reflexionar sobre este oficio, presentamos una antología de distintas concepciones que sobre el acto de escribir tienen escritores argentinos canónicos.

 

MACEDONIO FERNÁNDEZ (1974-1952). “La Prosa busca, pues, mediante la palabra escrita, que tiene el privilegio de hallarse exenta de toda impureza de sensorialidad, la obtención de estados de ánimo de tipo emocional, es decir, ni activos, ni representativos, o sea la ley estética, cumplida sólo con la palabra escrita, de que el instrumento o medio de un arte no debe tener intrínsecamente, en sí mismo, ningún agrado, lo que no pasa con los colores en pintura, los voluptuosos acordes en música, etcétera. La palabra hablada, sin sonoridades, inflexiones, bella voz, gestos, vale lo mismo que la palabra escrita para la Prosa, pero siempre la voz humana tiene alguna sensorialidad; victorioso queda el insípido garabato, gusanillo del papel, que se llama escritura, que ningún arte posee, absolutamente libre de impurezas. La Novela usa de los personajes operados o funcionados, no para hacer creer en ellos (realismo pueril), sino para hacer ‘personaje’ al lector, atentando incesantemente a su certeza de existencia, por procedimientos que tratan de hacer desempeñarse como ‘personas’ a ‘personajes’ para, por contragolpe, hacer personaje al lector”.


JORGE LUIS BORGES (1899-1986). “No podría parar de escribir. Siempre he sabido que mi destino era un destino literario de lector, y también, imprudentemente, de escritor. Escribo para responder a una urgencia, a una necesidad interior. Si hubiese sido Robinson Crusoe en una isla o Edmond Dantés, del Conde de Monte-Cristo, no habría escrito. Hasta los treinta años leí lo que se escribía sobre mí. Después, dejé de hacerlo. Cuando publico un libro, mis amigos saben que no deben hablarme de lo que he escrito. Es así como publico un libro y no sé nada de la crítica, buena o mala, justa o injusta. Ni de la venta del libro. Esto puede interesar al librero o a los editores, no al escritor. No escribo por el pequeño ni por el gran hombre. Lo hago cuando siento la necesidad. No busco temas, espero que los temas vengan a mi encuentro; por otra parte, puedo rechazarlos. Y si verdaderamente insisten, entonces escribo para poder pasar a otra cosa. Me acuerdo de los famosos versos de Kipling en If: Saber afrontar el fracaso y el éxito y tratar paralelamente esas dos imposturas. Pues nadie tiene tantos éxitos ni tantos fracasos como cree. Intento intervenir lo menos posible en lo que escribo. Y como no tengo opiniones firmes en materia de ética o de política, por ejemplo, intento que mis opiniones no intervengan en lo que escribo. Kipling decía que puede suceder que un escritor escriba una fábula, sin que le sea dado conocer la moraleja. Es decir, que es el depositario de una ficción, y que enseguida, la lectura que se hace de ella es diferente. Así, una obra entera puede adquirir un valor que va más allá de la intención del escritor. Un valor que le es ajeno. Lo que se corresponde con el antiguo concepto de Musas, del Espíritu Santo, o con el de nuestra moderna mitología, que no es tan bella, y que se denomina subconsciente“.

 

ROBERTO ARLT (1900-1942). “Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana. Digo esto para estimular a los principiantes en la vocación, a quienes siempre les interesa el procedimiento técnico del novelista. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras. Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se piensa que existe gente a quien la preocupación de buscarse distracciones les produce surmenage. Pasando a otra cosa: se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia (…) ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados (…) En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches“.

 

ADOLFO BIOY CASARES (1914-1999). “Escribo porque probablemente me parezco al barbero de Tom Jones: cuando aprendía una buena historia tenía que contarla. Yo las invento con facilidad, y las cuento con mucho placer. Creo que antes de conocer la literatura, mi forma de reflexionar y de contar los hechos que me emocionaban fue imaginando historias: escribirlas o no dependía de las circunstancias. Tras el descubrimiento de la literatura, deslumbramiento que se produjo hacia los 12 o 13 años, intenté contar una historia que pudiese provocar la fascinación en el lector, aquella que suscitaban en mí ciertas novelas: Robinson Crusoe, La cartuja de Parma, La máquina del tiempo, La ilustre casa de los Ramírez, Por el camino de Swann. Esta fiebre, quizá infantil, de crear este sortilegio, continúa poseyéndome y me incita a inventar y a escribir todo lo que puedo. Me gusta el cine de mis tardes, y los sueños de mis noches, porque me cuentan historias (…) Lo que me mueve a escribir, y lo que me movió a escribir en un lejano día de mil novecientos veinte tantos, es el placer de las historias. Es algo que va más allá de la técnica; es algo que tenemos en común con los muchachos que entraban en los cafés de El Cairo y contaban las historias que hoy llamamos Las mil y una noches. Somos narradores, hay mucha gente que lo es y para esa gente hay otra que está deseando que le narren historias”.


 

JULIO CORTÁZAR (1914-1984). “Me cuesta mucho empezar a escribir. Mucho, porque la preparación de un cuento o de una novela corre subterránea dentro y a su manera; pero cuando arranco de veras me parezco a Fangio, viejo, y no paro hasta que el texto mismo me para la bandera. Escribo desde los quince años, pero sólo a los treinta me animé a publicar un libro de poemas, firmado con seudónimo. He escrito siempre poemas. Adolescente, creí, como tantos, que mi sensación de extrañamiento anunciaba al poeta, y escribí, los poemas que se escribían entonces y que siempre son más fáciles de escribir que la prosa, a esa altura de la vida. Pero no había para más. Me sorprendí por eso cuando, un día en La Habana, Gianni Toti me dijo que de todo lo que había escrito lo que más le gustaba eran mis poemas. Cuando escribí Los reyes ya era dueño de una técnica, que era hija del rigor. Siguieron los cuentos de Bestiario, sobre los que ya no tuve ninguna duda. Pero el noviciado había sido largo y duro. Había que tenerse mucha fe, y a la vez había que apoyarse en una permanente desconfianza en sí mismo. En el terreno práctico, esto debía traducirse en no publicar prematuramente, pecado cotidiano en nuestros países. Mucho de lo que he escrito se ordena bajo el signo de la excentricidad, puesto que entre vivir y escribir nunca admití una diferencia; si viviendo alcanzo a disimular una participación parcial en mis circunstancias, en cambio no puedo negarla en lo que escribo puesto que precisamente escribo por no estar o por estar a medias. Escribo por falencia o descolocación; y como escribo desde un intersticio, estoy siempre invitando a que otros busquen los suyos y miren por ellos el jardín donde los árboles tienen frutos que son, por su puesto, piedras preciosas. El monstruito sigue firme... Y me gusta, y soy terriblemente feliz en mi infierno, y escribo. Vivo y escribo amenazado por esa lateralidad, por este paraje verdadero, por ese estar siempre un poco más a la izquierda o más al fondo del lugar donde se debería estar para que todo cuajara satisfactoriamente un día más de vida sin conflictos”.


RICARDO PIGLIA (1941). “Se vive para escribir. La escritura es una de las experiencias más intensas que conozco. La más intensa, pienso a veces. Es una experiencia con la pasión y por lo tanto tiene la misma estructura de la vida. No son muy diferentes la vida y la literatura. Uno se enfrenta a las mismas cuestiones, las contradicciones son más bien prácticas. Hace falta cierto aislamiento para escribir y a veces es difícil conseguirlo. La fantasía de la isla desierta o de la torre de marfil son ilusiones bastante legítimas que tienen, diría yo, todos los escritores. La disciplina, ciertos horarios de trabajo, son formas de elaborar y resolver esa contradicción (…) La experiencia no es solamente lo que uno ha vivido. Es un proceso más complejo: son los relatos que a uno le contaron desde chico, es haber leído ciertos libros, haber visto determinadas películas. Un escritor debe tratar de buscar una historia que esté más allá de las experiencias de sus lectores. Hay que construir historias extremas. Por ejemplo, cuando escribí “Plata quemada” hice una primera versión donde la pifié porque me propuse narrar desde el departamento, como si éste fuera el personaje principal. Era más interesante reconstruir los pensamientos y las motivaciones de esos tipos en esa situación, es decir, contar la historia desde ellos. Esa es la forma literaria que me atrapa: cuando se reconstruye un lenguaje, cuando se lo pone en una situación extrema”.