Esto es tan solo la mitad… De todo aquello que me contaste.
Por Gustavo Eduardo
Rosatto
La obra de Pablo
Bellochio comenzó su segunda temporada, presentando sus funciones en Espacio
Polonia. Una pieza que se compone de dos partes que permiten una visión compleja
y activa sobre un mismo suceso.
Se dice generalmente que hay tantas verdades como personas en
el mundo. Cada visión de la realidad es influida por un punto de vista que se
construye en base a conocimientos, emociones, deseos, prejuicios y sueños. Sim
embargo muchas veces a la hora de construir
un panorama o una visión más compleja sobre algún hecho, la posibilidad
de recurrir a múltiples miradas y opiniones puede ser determinante y necesario
para aunque sea acercarnos a la realidad.
“Esto es tan solo la mitad… De todo aquello que me contaste”
es una obra, o más bien dos, que brinda la posibilidad de observar dos visiones
y realidades distintas sobre un mismo hecho, que se construyen y desarrollan de
manera simultánea. La muerte de un padre de familia llamado Piero Lascia
convoca a sus parientes al velorio para que puedan dar su última despedida. Sin embargo este hombre construyó a lo largo
de su vida dos familias distintas, una, fruto de su vida en la provincia de San
Juan a la que abandonó cuando sus dos hijos eran muy jóvenes y otra que se
sucedió con su radicación en Bs. As. con una nueva mujer fruto de cuya relación
nacieron 4 hijos. Es así como en el
velorio de este hombre estas dos familias se encuentran y reflexionan sobre su
padre y los momentos compartidos con él.
Lo interesante de esta composición es que las dos familias
fruto de las rispideces y distanciamiento lógico ante la doble vida de su
padre, se distribuyen en dos cuartos separados,
desarrollando razonamientos y emociones dispares fruto de los recuerdos
que cada una comparte. Es así como una obra “Esto
es tan sólo la mitad…” nos muestra sólo lo que sucede en uno de los
cuartos, mientras que la otra obra “… de
todo aquello que me contaste” nos muestra la realidad paralela que sucede
en la otra habitación. Es así como los indicios que se introducen en algunos de
los diálogos se resuelven en la otra parte y muchos de los conceptos y
razonamientos elaborados por el público durante la expectación encuentran
múltiples fases y posibilidades a medida que el conocimiento se completa en la
comparación y descubrimiento de las dos visiones.
Si bien ambas obras se presentan como un suceso artístico
capaz de ser disfrutado por separado, la autonomía de ambas obras resulta
relativa, porque muchos de los conflictos observados, al ver tan sólo una mitad
de la historia, apenas llegan a
plantearse como un interrogante, que recién se resuelve en la continuidad. Esta
situación genera la recomendación de ver ambas obras de manera sucesiva.
Sin embargo la estructura formula una interesante reflexión
respecto a los procesos de aprendizaje y conocimiento y la forma en que cómo
muchas veces en búsqueda de simpleza y comodidad nos conformamos con apenas una
cara de la moneda. Se termina así construyendo una comprensión parcial y
altamente engañosa de la realidad sin siquiera acercarnos a los conceptos
fundamentales que allí entran en juego. Generando así también la idea de un
espectador activo que decide y elige si quiere conocer el resto de la historia
o si se conforma con presenciar solo un fragmento.
La obra se construye como una comedia dramática con cierta
dosis de humor negro. La carga emotiva se dosifica así a lo largo de la
historia entremezclada con espacios de
humor que llevan en muchos segmentos de esta pieza a generar un distanciamiento
por parte del espectador que no se entrega de manera completa a la obra
esperando y diferenciando atento el momento de reír (algo visible
fundamentalmente en la 1º parte).
Hay un aspecto interesante que surge de la comparación de
ambas partes de la historia y es la sensación de distintos ritmos, algo destacable
al tratarse de dos grupos de personajes que en su lógica interna y en su
interacción logran matices distintos, tanto por las características intrínsecas
derivadas de las personalidades, como por las temáticas y conflictos variados
que atraviesan a los distintos grupos familiares en el velatorio de su padre
compartido.
La dramaturgia de
Pablo Bellochio (quien es también el director de esta composición) encontró un
recurso muy interesante en la dinámica ya planteada, construyendo una historia
con muchos componentes interesantes, pero que en algunos puntos introduce
demasiados conflictos que resultan paralelos a la historia, quedando muchos incluso sin resolución en la continuidad entre las dos partes. La
escenografía intenta emular las características de una casa chorizo típica de la ciudad de Buenos Aires con elementos y
muebles antiguos pero sencillos creando una atmósfera de barrio.
El trabajo de los actores resulta acorde a las necesidades de
la obra, logrando momentos de gran expresividad y dedicación. La construcción
de los personajes y su interpretación resulta destacada en relación a la
creación de personalidades bien claras, distintivas y hasta prototípicas, desarrollando gestos
modismos y lógicas características de cada uno.
La tarea en la dirección de Bellochio logra un gran uso y
aprovechamiento del espacio, jugando mucho con la salida de los actores de la
escena, creando un dinamismo que optimiza y realza las características de la
sala.
ESPACIO POLONIA - Fitz Roy 1477
Teléfonos: 3965-9549
Web:
http://espaciopolonia.blogspot.com
Entrada: $ 70,00 - Domingo - 19hs y
20hs
Ficha técnico-artística
Dramaturgia: Pablo Bellocchio
Actúan: Estefanía Revas, Gimena Romano
Larroca,
Nicolás Salischiker, Juan Tupac Soler, Rodrigo
Bianco,
Veronica D´amore, Jorge Gentile y Jimena
López.
Fotografía: Pia Leavy
Diseño gráfico: Rodrigo Bianco
Asistencia de
dirección: Martina
Carou
Prensa: Tehagolaprensa
Dirección: Pablo Bellocchio