domingo, 15 de julio de 2012


AbriendoIdeas Libre

En este domingo de libertad les voy a dejar un reseña con obras de un artista de la fotografía:

Philippe Halsman




Philippe Halsman fue uno de los más grandes fotógrafos de la historia, un verdadero revolucionario. 

Nació en Riga, Letonia, en 1906. Cuando tenía 22 años de edad un desafortunado suceso marcó su vida. Mientras excursionaba junto a su padre las montañas tirolesas, su progenitor se despeñó y perdió la vida. Al no constatarse ningún tipo de pruebas las autoridades infectadas con el profundo antisemitismo que flotaba en Centroeuropa lo declararon culpable de asesinato y lo mandaron encarcelar. Tras dos años tras las rejas un grupo de intelectuales (Thomas Mann, Freud y Einstein, entre otros) presionaron para que recupere la libertad.





Desde allí mantuvo una profunda relación con las luminarias de la época, tanto a nivel científico cómo artístico.  En los años 40 y 50 sus divertidos retratos de las celebridades del momento lo dotaron de una importante fama mundial. Personajes del ámbito de la política, el arte, el espectáculo, la ciencia, etcétera, posaron ante su objetivo para realizar algunas de las fotografías más reconocidas de la historia.





El mayor éxito de Halsman llegó con su técnica denominada ‘saltología’. Consistía en capturar a los protagonistas de la toma fotográfica realizando saltos. Indagando en la permanencia, la fugacidad, el movimiento y lo efímero.   




Se trataba de retratar a la persona saltando, para así conseguir una imagen de ésta mucho más real, más verdadera, sin artificio ninguno, sin que el cerebro pudiera controlar la expresión del rostro. «En un salto, la máscara se cae. La persona real se hace visible», explicaba Halsman. El resultado era una imagen de la persona bien distinta a como solía aparecer, y por ello con gran atractivo para el público.





Sobre esta extraña manera de captar a sus modelos, Halsman explico en el prefacio de su libro Jump book: “En este punto, los lectores bien documentados (los que no lo son, se saltan las introducciones) se preguntarán: todos estos saltos están bien, pero… ¿para qué sirven? […] Toda nuestra civilización, comenzando por nuestra temprana educación, nos enseña cómo disimular nuestros pensamientos. […] Todo el mundo lleva una armadura. Nos escondemos tras una máscara. […] Durante el salto, el sujeto, en un repentino arrebato de energía, se ve sobrepasado por la gravedad. No puede controlar sus expresiones, sus músculos faciales. La máscara cae. La verdadera personalidad se vuelve visible. Uno sólo tiene que atraparla con su cámara”.



A través de su objetivo Halsman inmortalizó a figuras cómo Albert Einstein, Salvador Dalí, Marilyn Monroe, Dean Martin y Jerry Lewis, Audrey Hepburn, Marlon Brando, Anjelica Huston, Frank Sinatra, Cary Grant, Zsa Zsa Gabor, entre otros.









Junto a Dalí mantuvo una relación de 30 años, de la cual tomaría la influencia surrealista de éste. Juntos dieron vida a una de las obras fotográficas más famosas de la historia, ‘Dalí Atomicus’ en 1948. En esta fantástica obra se puede ver al artista español suspendido en el aire entre gatos, sillas, un lienzo y agua flotando en el aire; realmente una imagen digna de una pintura surrealista que Halsman logró realizar con la propia realidad.





Seguramente conocerán algunas de estas fotografías, pero ahora conocen también el talento que se escondía detrás de ellas. Un artista con todas las letras y con todas las imágenes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario